laura: simplemente adicta


Laura pasó la mitad de su infancia en el asiento trasero del Renault 5 de su padre viajando de un lado a otro. El mundo pasando a través de la ventanilla y el olor a asfalto la hicieron una adicta de los viajes. Si a esto le unimos, su voracidad por aprender y vivir nuevas experiencias, se convierte en una especie de esponja en constante mudanza. En su maleta, lleva su pasión por la profesión más bonita del mundo, el periodismo, porque ¿de qué sirve quedarse para uno mismo lo que se ha descubierto? En Madrid conoció la parte teórica de la comunicación y en Toledo la puso por primera en vez en práctica; a la vez que descubrió el poder de la imagen como aliada del periodista. En París intentó editar una revista semanal con más pena que gloria, y sus primeros trabajos en Salamanca y Valencia la hicieron sentirse una periodista de verdad. Su parte irracional (no necesita pensárselo dos veces para embarcarse en nuevos proyectos; ya sean modestos o grandes) le ha traído numerosos quebraderos de cabeza a ella y a los que la rodean, aunque también le ha proporcionado sus mejores experiencias. Ahora, se enfrenta a toda la Unión Europea dispuesta recorrer sus pasillos de arriba a abajo para buscar la noticia, aunque sabe que tanta moqueta puede adormecer hasta al más intrépido de los reporteros. Y es que, para ella, el viaje solo acaba de empezar.