anticrónica de un pueblo


julian_completa_bn31Después de escuchar a doña María decidí hacer ‘Anticrónicas de un pueblo‘. Era el invierno de 1974. Doña María es la mujer que se atrevió a escribirle a Franco. ¿Para qué? para decirle que su pueblo no era como el de «Crónicas de un pueblo». Vuelvo a Topares, pero antes quiero pasar por el cuartelillo de la Guardia Civil. Donde el sargento me repetía una y otra vez, moviendo la cabeza de un lado a otro:

Pero don José: cómo se le ocurre a usted, que es el maestro, decirle a la gente de Topares que no se crean lo que dice Televisión Española…

La censura franquista intervino unas semanas después y prohibió ‘Anticrónicas’, pero fue como ponerle puertas al campo: Topares se convirtió en la palabra mágica que explicaba todo sin tener que hablar mucho en aquellos años en que llevábamos la mordaza en España. Aún no era periodista, pero fue mi primer documental.

El día en que murió Franco, yo era todavía maestro rural en Topares: una aldea remota y olvidada en la comarca de topares3los Vélez. En Topares no había carretera ni luz en las casas, ni teléfono, ni agua…  Una anciana del lugar, doña María, escribe una carta a Franco; y Franco le contesta prometiendo la carretera, la luz, el teléfono, médico y hasta un cura para la inmensa iglesia del pueblo donde dice misa los domingos el párroco de María, en puertas de Sierra Nevada.

Las ‘promesas’ de Franco nunca se cumplen y una tarde el maestro visita a Doña María, que quiere contarle lo que está pasando. La octogenaria era lo que entonces se decía ‘una revolucionaria’. Doña María me leyó la carta y sin dudarlo un segundo, le pedí permiso para contar su historia; doña María me dijo que sí, que había que contarlo.

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En 1971 TVE había estrenado una serie de Antonio Mercero, que seguía teniendo un gran éxito de audiencia: «Crónicas de un pueblo«. Entonces la televisión en España era en blanco y negro, pero la versión que nos daban desde la tele pública sobre la vida en los pueblos era en technicolor.

De Topares me fui a Barcelona, con aquella película prohibida bajo el brazo. La democracia en España estaba todavía por llegar y mientras yo empezaba la carrera de Periodismo en la Universidad Autónoma, donde viví y rodé las primeras manifestaciones pidiendo ‘llibertad, amnistía, estatut d’autonomía’, las ‘Anticrónicas de un pueblo‘ del Equipo Dos empezaban a dar vueltas por España burlando la censura.

El documental de Topares, se convirtía así en objeto de culto en la escena del cine independiente de aquellos años del post-franquismo y la transición. Estaba rodado en super-8 mm y hubo original y copia para la distribución. ‘Topares’ se contrataba a 200 pesetas por pase en los circuitos alternativos, lo que apenas daba para pagar el porte y los gastos de gestión de la cooperativa catalana que gestionaba su difusión.

Mi amigo Josep María Martí Rom, creador de la Central del Corto, en Barcelona, me confirmaba hace poco que el original dejó de proyectarse un día porque se caía a trozos. Ahora intentamos recuperar algunos fotogramas. En la Filmoteca de Catalunya o en algún cajón donde han ido acumulado polvo los restos de aquel hermoso proyecto de la Central del Curt. Y tal vez haya que rodar un «Topares, 35 años después».

Antes, me voy a sentar (porque habrá que estar sentado) para releerme el manifiesto del cine alternativo, que  firmamos en Almería gente del cine independiente de toda España y tanto ruido hizo a tres meses de la muerte de Franco. [más]